“La Mancomunitat no debe ser un ente a desaparecer”

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Lola Celda, presidenta de la Mancomunitat Camp de Túria

Alcaldesa de Marines desde hace 14 años, funcionaria de Educación porque “me creo el servicio público” y militante “orgullosa” del PSPV porque “mi partido defiende mi forma de vivir”, Lola Celda (52 años) hace balance de sus dos años en la presidencia de la Mancomunitat Camp de Túria.

Ha rescatado la Carrera de los Árboles y Castillos, ¿que representa la prueba para la comarca?
Cuando entramos hace dos años un objetivo era recuperar la carrera, que dejó de organizar Correcaminos. Es una forma de hacer comarca, de vertebrar el territorio. Somos 17 municipios y los corredores van de pueblo a pueblo. Mucha gente desconocía, por ejemplo, que Riba-roja es de la comarca.

Entonces, ni le pregunto si la gente sabe lo que es la Mancomunitat.
No. La gente no sabía que era este edificio -situado en Llíria- ni para que servía. Una de nuestras tareas desde el principio ha sido dar a conocer que es la Mancomunitat. No es solo un edificio, tiene el objetivo de dar servicios que un ayuntamiento solo no llega. Nos está costando porque los vecinos acuden a los ayuntamientos aunque el servicio sea de la Mancomunitat.

Aproveche para explicar que es…
Somos un eje vertebrador de la comarca, donde conviven todos los ayuntamientos. Queremos que sea la casa de todos. Sacar entre todos las inquietudes de todos los municipios y solucionar los problemas de los vecinos.

En esta legislatura se han incorporado los dos ayuntamientos San Antonio de Benagéber y Domeño que quedaban para sumar los 17 de la comarca. ¿Cuál ha sido el motivo?
Uno de los motivos que ha hecho que los municipios que faltaban se integraran han sido los Servicios Sociales que es la parte más importante y en épocas difíciles la hemos preservado. Luego ha habido otros, como el pacto territorial por el empleo. Es importante porque la unión hace la fuerza.

Tras el vuelco electoral y la entrada de nuevos partidos en los ayuntamientos ¿cómo es la convivencia política?
Respeto a todos los alcaldes porque han sido elegidos democráticamente. Cada uno defendemos nuestra posición pero la convivencia es buena, todo el que quiera trabajar puede hacerlo independientemente de su color político. Ha habido complicidad para solucionar problemas de la comarca. Estamos para solucionar problemas comunes de los vecinos al margen del color político de cada municipio.

¿Con qué se encontró cuando entró en la Mancomunitat?
La Mancomunitat estaba abandonada. No había presencia política ni dirección política ninguna, las gestiones eran telefónicas y los trabajadores estaban un poco solos. Ahora la marcamos entre todos, con reuniones con todos los departamentos. Las instalaciones estaban bastante deterioradas. En estos dos años una de las tareas ha sido aplicarnos a fondo en las infraestructuras que dependen de la Mancomunitat. Tanto en el centro ocupacional de Riba-roja, como en este edificio, como en el centro de El Prat para que los usuarios y los trabajadores estén en condiciones.

¿Qué objetivos se fija para el resto de legislatura?
Poner la Mancomunitat en el mapa de la comarca, que no sea un ente a desaparecer, sino donde se sientan representados los municipios y juntos reclamar a la administración aquello de lo que la comarca adolece como un plan comarcal de movilidad y la cobertura de las necesidades de los discapacitados psíquicos. Los centros de Riba-roja y Llíria son insuficientes.

¿Cuáles son los puntos débiles y fuertes de la comarca?
Estamos a 40 minutos de Valencia, con dos parques naturales, pero el transporte público entre los pueblos es nulo y los servicios sociales son una asignatura pendiente en esta comarca y en esta comunidad.

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