¡No subió descalzo al cielo!

Rafa Guillot

Pocas veces tan justo un homenaje a su agraciado como en esta ocasión que nos ocupa. En pocas, muy pocas, parece haberse encarado el destino con tal saña, y de manera tan grande como injusta, contra una persona. Sirva el presente preámbulo como antesala del escrito de desacato contra él, desacato como protesta y desagravio como rehabilitación de una gloria no perdida jamás y de un honor intacto.

Respondamos, inicialmente, a la primera de las preguntas que pueden plantearse a cualquier persona aficionada al fútbol valenciano. Nuestro Paco Descalzo es hermano de Antonio, quien fuera gran entrenador de equipos de la talla del Levante U.D. Femenino. Indudablemente, y no somos nadie para valorarlo, éste realizó una labor muy elogiable, logrando grandes logros y prestigio personal, pero en el mundo de L’Eliana deportiva, el “Descalzo grande”, el gigante, es su hermano Paco.

Hemos elegido este mes tan absolutamente señalado en el calendario por una causa muy especial. Es la conmemoración del inicio de la obra cumbre de nuestro personaje. Tendríamos que remontarnos mucho en el tiempo. Más de cuatro décadas. Exactamente ¡cuarenta y cuatro años! Justo hasta el año 1971. Pocos comprendían, realmente, la importantísima repercusión que iba a tener, en el futuro del pueblo de L’Eliana, la creación de unos juegos, inicialmente concebidos como entretenimiento, a modo de competiciones deportivas de ámbito amateur y cuyo núcleo participante se componía de veraneantes y de personas nativas tanto en el propio pueblo de L’Eliana como en poblaciones circundantes. Sin embargo, aquellos visionarios eligieron, con meridiana exactitud, la denominación de los recién creados Campeonatos muy al estilo de los “Juegos Olímpicos”. Había nacido la “Primera Semana Deportiva” de L’Eliana, casi de la mano con la profunda transformación del histórico feudo deportivo que constituía el “Campo de Los Almendros” al actual Polideportivo. Bien puede enorgullecerse este pueblo de que posee uno de los recintos más conocidos en, al menos, toda la región valenciana. Y qué duda cabe que una notable proporción de importancia se debe a la famosa “Semana Deportiva de L’Eliana”. Dicho esto cuando nos encaminamos, hasta casi rozar, el comienzo, en unos días, de su tetragésimo cuarta edición. ¡44 Semanas Deportivas!

Todo transcurre en apenas dos semanas, quince días aproximadamente, pero muy especiales. Pero éstos son distintos, como marcados por la disputa de, a veces, frenéticas contiendas. Con el paso del tiempo el nivel competitivo ha ido en aumento. Inicialmente, mucho veraneante y principiante. En los últimos años, hemos podido contar con la participación de sonadas estrellas del deporte a nivel regional.

También cabe realizar la puntualización de que el número de modalidades deportivas ha crecido muy notoriamente. En aquellos primeros años las únicas disciplinas deportivas eran fútbol, tenis, baloncesto, ciclismo, ping-pong o ajedrez. Hoy en día es suficiente con acercarse esos días por el “Poli” y disfrutar de múltiples actividades y para todas las edades, factor también de estratégica importancia para el éxito y difusión de estas cuasi “Olimpiadas Regionales” tan singulares.

Sirva toda esta extensa presentación para un perfecto encuadre de nuestro homenajeado, uno de esos primeros “visionarios” que citábamos al principio del artículo, una persona cuyo nombre siempre irá ligado al de la propia Semana Deportiva de L’Eliana, Paco, ¡don Francisco Descalzo!

Para todos los actuales cincuentones, o más, Descalzo es uno de los mitos deportivos de su niñez, y lo es porque quemó sus mejores años, se dejó la piel, en aras de la organización de unos Campeonatos que iban a ser tan importantes.

En aquel 1971 todo estaba en construcción y, evidentemente, la única pavimentación, en cancha deportiva, recaía en las pistas de tenis y el pabellón para baloncesto y multiusos. La tierra de L’Eliana vestía no sólo el campo de fútbol sino todas sus zonas adyacentes. Todavía podían verse grúas transportando tierras, pero para la celebración de esa primera Edición, tuvieron que acelerar las labores más perentorias para que, al menos, pudieran disputarse los partidos.

Recordamos a gente de muchísimo calado en el pueblo de L’Eliana. Entre muchos otros, citamos a personas como Juan Llopis, Pepe Marco, que empezaba a despuntar en su memorable labor de ayuda al deporte de L’Eliana o un jovencito Ricardo Dáries trabajando como “un cosaco” trayendo y moviendo las tierras, a destajo, de un campo completamente prematuro, con algo que en vez de tierra casi parecía arena de playa, cuyo polvo penetraba directamente hasta los pulmones. Incluso hay que indicar el enorme soporte que supuso para Paco la siempre positiva aportación del voluntarioso Alcalde Enrique Dáries.

Una de esas personas tan importantes era Paco Descalzo. No le hizo falta demasiado tiempo para triunfar. Unos pocos años de dedicación a estos fines enunciados, le sirvieron para para pasar a la Historia más gloriosa del deporte. Hay quien lleva en cargos décadas y no consigue nada, ni ser querido, y al verdaderamente valioso, como fue Paco Descalzo, le resultaron suficientes apenas tres o cuatro años para ejercer una labor encomiable, digna de toda admiración, por la que será recordado siempre. Sólo los elegidos inscriben su nombre con letras de oro en la Historia, no únicamente en el mundo del deporte sino en la vida en sí.

En esas primeras ediciones los “veraneantes” componían el grueso de participantes. Fue muy importante el hecho de que pudieran competir todos los estratos familiares. Era muy normal que padres disputaran las competiciones “senior” y los propios hijos las “infantiles o alevines”. Incluso llegó a darse casos muy puntuales en que participaron “abuelo, padre e hijo/nieto”. ¡Qué ambiente! Tanto en los terrenos de juego como en unas vociferantes y abarrotados graderíos.

Paco realizó una labor de gigante. Organizaba la competición, separaba las Categorías, diseñaba los calendarios, pertenecía al órgano directivo en caso de “disputas”. Incluso arbitraba él solo los partidos de fútbol. ¡Uno tras otro y así todo el día! En los breves descansos, una botella de “FANTA” de naranja. Unos tragos reparadores y ¡al siguiente partido! Fueron años muy mágicos. Descalzo era un hombre capital no sólo en el deporte de L’Eliana, sino en el ámbito regional.

Paco realizaba también selecciones de los mejores jugadores de la competición y los llevaba a partidos singulares a poblaciones vecinas como San Antonio de Benagéber. El señor Descalzo fue uno de los primeros en presagiar una brillantísima carrera deportiva para un participante muy peculiar. Paco Descalzo quedó prendado, desde el primer instante, de la prodigiosa zurda de un niño llamado, como él mismo, Paco. Se trataba de Paco Monterde, el gran “Xatet”. Sí señor, porque el actual entrenador ha sido, y todavía es, un futbolista de auténtica bandera, un fuera de serie.

Toda la aportación de su vida quedó plasmada de una forma muy peculiar, en el “Libro de su Vida”, un libro editado en el año 1975, dedicado a la III Semana Deportiva La Eliana, en el que hacía compendio del Campeonato de Fútbol, y resto de deportes que la componían. ¡Quién no recuerda el legendario “Libro de Descalzo! ¡El libro de la portada amarilla!

Como curiosidades de esa publicación antológica podemos comentar que se incluían las fotos personales de casi todos los participantes. Podemos ver rostros muy conocidos, además del mentado Paco Monterde. Todos a edades muy juveniles, desde el de un chavalito de unos doce años de edad llamado Paco Lloret –el posterior periodista- o una saga de hermanos de mucha raigambre en este pueblo, los hermanos Torrent, Juanvi y Salva, éste último nuestro actual alcalde, con aproximadamente, once añitos de existencia. En la ficha de éste figura, escuetamente, el nombre de S. Torrent y el dorsal número “2”, en el equipo de la entonces S.D. L’Eliana.

Además de las crónicas deportivas de algunos partidos relevantes, Paco incluía capítulos de medicina deportiva y otra serie de curiosidades que hacían el libro muy ameno. Otra de las curiosidades detectadas, con el paso de los años, y ésta sí que es curiosa, es que todas las fotografías que aparecen en el libro, o su inmensa mayoría, aparecen como en versiones inversas o simétricas, como si las estuviéramos viendo a través de un espejo. Lo dicho, muy curioso, pero real.

Tras ese periodo de años, tan maravilloso como fructífero, Paco se dedicó, en el ámbito del mundo del deporte, a entrenar algún equipo de Regional, sin demasiada trascendencia. Nos parece recordar al Club del San Marcelino como uno de ellos, pero sin demasiada trascendencia. ¡Quién le iba a decir a Paco que iba a pasar a la Historia, precisamente, por esa labor previa que hemos relatado!

Desgraciadamente, en el ámbito de la vida personal, traspasando la frontera meramente deportiva, fue otro cantar. La providencia tenía escritas para él palabras escritas con tinta muy negra en el libro de su vida. Parece como si todo estuviera escrito, caprichosamente, en alguna parte. Todo lo que la vida le dio se lo quitó, de un zarpazo, de manera cruel. Llegó a prestar sus servicios profesionales, como relaciones externas, en una conocida discoteca de Valencia. Pero ni por esas consiguió remontar el vuelo.

Nos dejó prematuramente, pero para la lamentable vida que llevaba en sus últimos años, quién sabe si fue lo mejor. Daba pena ver a ese monstruo del deporte vagar por el pueblo de L’Eliana pidiendo ayuda, con la única ayuda de un carrito de la compra y, en muchas ocasiones, sin techo con el que cobijarse. En mi caso, y en el de muchos, fue todo un honor invitarlo, a veces, a almorzar, a comer o a darle, simplemente, algo de dinero. Nunca entenderemos qué hizo, a quién ofendió, para que su destino virara tan bruscamente y con tanta crueldad.

Por todo ello condenamos, a pena de indignidad eterna, a esa sociedad, ciega y malvada, que lo vilipendió, que no supo comprender su valía personal, su hombría de bien, ésa que tampoco supo ver sus múltiples valores como ser humano y que jamás lo valoró como realmente merecía. Y reivindicamos su memoria, muy por encima de esta humilde crónica, para que siempre se le recuerdo con orgullo, con honor, por lo buena persona que fue, por el hombre siempre amable que se desvivía por ayudar a los demás.

Sin duda que si existe Dios, Buda, Alá o quien quiera el que sea para cada uno, a buen seguro, ¡muy seguro! que habrá acogido a Francisco Descalzo en lo más alto de su regazo, porque Paco ¡no subió “Descalzo” al Cielo! Subió calzado, y muy calzado, de honor. Y como vez primera desde que se iniciaron, en este tipo de crónicas, van a ser las propias palabras del añorado, del homenajeado, quienes pongan rubrica de oro, mucho mejor que las de este torpe cronista. Es el mismo Paco, don Francisco Descalzo, quien se dirige a su entonces niñito. El lector avispado advertirá, inmediatamente, que este escrito es su legado y que cuando el progenitor se refiera a su hijo, lo está haciendo, realmente, a todos los hijos bien nacidos de la L’Eliana y de todos los pueblos. ¡Va por usted, don Francisco!:

“A mi hijo Francisco Luís. Para que en la práctica de cualquier actividad deportiva busque, y encuentre, los apreciados valores que, como deporte, posee, que puedan servir de beneficio en la formación humana, física y mejor preparación de las defensas naturales”

Firmado: Francisco Descalzo

No subió descalzo al cielo

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