Un paraje de culto desde época romana
A 2 ó 3 kilómetros de la localidad de Llíria, dirección a Marines y Olocau encontramos el paraje natural conocido como el Parque de Sant Vicent. Dicho vergel contiene una hermosa pinada y una pequeña laguna, donde podemos apreciar una variada vegetación y fauna.
Este pequeño oasis es una zona muy apreciada para los moradores de Llíria desde el periodo romano. Por este motivo, esta zona albergaba un templo dedicado a las ninfas de las aguas justo donde se encuentra este manantial ancestral1, cuyos restos aún se podían apreciar a principios del siglo XIX. Dicho templo se dedicaba a la salud y a la fertilidad.
“Durante la época medieval hubo una ermita dedicada a la Mare de Déu de la Font. Tal y como consta en un documento de 1758, en el año 1505 la Villa de Llíria manda hacer a sus costas, las obras de la ermita ”2. En las proximidades de dicha ermita se construyó (en 1562) un monasterio franciscano, que debió ser abandonado por las fiebres palúdicas originadas en las cercanas balsas. Con posterioridad los trinitarios se hicieron cargo del monasterio, que también fue abandonado en 1723.
Según cuenta la leyenda, en el año 1410 hubo una gran sequía y San Vicente Ferrer hizo rebrotar milagrosamente el agua de la fuente tras pronunciar las palabras: “Crecerá y escaseará pero para beber nunca faltará”. En agradecimiento la ciudad de Llíria le puso su nombre a dicha fuente natural.