¿Por qué no logramos nuestros objetivos?

psicologa

Reyes Gómez Pérez, psicóloga

Muchas veces nos planteamos objetivos, metas, proyectos que nunca llegan a llevarse a término, que no logramos. Ponemos nuestra mejor intención, planificamos… y aún así terminamos frustrados porque, pese a nuestros esfuerzos, no hemos llegado a la meta. ¿Por qué sucede esto? El responsable es el inconsciente. Vayamos paso a paso:

El 95% de nuestras decisiones son inconscientes. El inconsciente guarda la mayor parte de toda la información que necesitamos para la vida. Por ejemplo, una vez hemos aprendido a conducir esa información pasa a automatizarse, es el inconsciente quien guarda el aprendizaje y quien lo activa cada vez que nos sentamos al volante; de lo contrario tendríamos que aprender a conducir cada vez que nos disponemos a coger un coche. O tendríamos que volver a aprender a vestirnos cada mañana. Los procesos automatizados se guardan en el inconsciente. Pero también, el inconsciente guarda en sus archivos nuestras experiencias pasadas, la forma en la que nos educaron de pequeños, los mensajes que recibíamos… y poco a poco el inconsciente configura un sistema de creencias con el que funcionamos sin darnos cuenta en nuestra vida diaria.

Por otro lado, sabemos que la realidad que percibimos con los cinco sentidos no es el conjunto total de todos los estímulos con los que nos relacionamos diariamente. Es imposible llegar a captar toda la información de nuestro alrededor. El Sistema de Activación Reticular, SAR, es una región del cerebro que seleccionará la información que vamos a captar a través de nuestros sentidos. Dicho de otro modo, imaginemos que la vida es un escenario, el inconsciente sería el iluminador y el SAR, sería el foco. Este foco estaría dirigido por el iluminador. Es decir, en función del programa que llevemos en el inconsciente, captaremos una u otra información del entorno. Por ejemplo, si en nuestro inconsciente tenemos la creencia de que los perros son agresivos, el SAR hará que captemos del entorno la información que confirme esa creencia, nos fijaremos en situaciones en las que los perros ladran, muerden o incluso atacan. Y obviaremos por completo, de forma inconsciente, todas aquellas situaciones en las que los perros se muestran dóciles, cariñosos e incluso pueden llegar a salvar a sus dueños en determinadas situaciones. Directamente no lo veremos.

Nuestro SAR está capacitado para captar del entorno solo aquella información que confirme las creencias que albergamos a nivel inconsciente.

Con la información que nos llega a través del SAR, vamos a configurar nuestros pensamientos y de de la mano de nuestros pensamientos llegarán las emociones. Pensar y sentir de una determinada forma nos llevará a actuar de un modo u otro y en función de nuestras acciones obtendremos los resultados. Pero toda esta cadena: pensamiento, emoción, acción y resultados… estará condicionada por las creencias inconscientes, que, no olvidemos, no es más que la información que ya hemos automatizado, las experiencias del pasado, los argumentos que los adultos nos contaban cuando éramos niños. Sería imposible tener en la mente toda esa información, por eso es el inconsciente quien se encarga de catalogarlo y guardarlo.

Pues bien, puede que nosotros tengamos en mente crear un negocio, una gran empresa… ponemos todo nuestro empeño pero no lo logramos. Seguramente si buscamos en nuestro inconsciente encontraremos mensajes dele tipo: los ricos son malos, el dinero no es bueno, el dinero es la base de todos los problemas. Y, ¿qué hace nuestro SAR? Seleccionar del entorno toda aquella información que vaya en consonancia con esa creencia y así se darán situaciones que nos impidan lograr nuestro objetivo. No veremos oportunidades de negocio, crearemos un negocio que no será rentable, que nos generará más deudas que beneficios… Y todo porque a nivel inconsciente nuestras creencias eran negativas respecto al dinero.

Muchas veces escuchamos: “¡Es que tengo mala suerte! ¡Es que me lo propongo pero no lo consigo!” E incluso hacemos grandes esfuerzos y no logramos nuestros objetivos. No, no es falta de voluntad o de esfuerzo… Es simplemente una cuestión de mirar y revisar nuestro inconsciente. Si nosotros decimos que sí, pero el dice que no, no lograremos aquello que nos proponemos.

Por tanto, cuando tengamos una meta que lograr, el primer paso empezaría por buscar en los cajones de nuestro inconsciente qué creencias albergamos respecto a ese objetivo consciente. Identificarlas, cuestionarlas, cambiarlas… así nuestro SAR permitirá a nuestros cinco sentidos captar aquella información del entorno que vaya acorde con nuestros objetivos y aumentaremos, con toda seguridad, la posibilidad de alcanzar nuestras metas.

Todo aquello que necesitas para lograr tus metas está dentro de ti.

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